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La Reproducción

Febrero 14, 2020 584

Agustina y Manuel no se conocían, eran dos jóvenes de la misma edad que tenían un amigo en común que  pensaba que podrían formar una hermosa pareja, porque eran muy afines, con gustos y objetivos similares. Ambos estuvieron de acuerdo en conocerse.

El día del encuentro Agustina se presentó vestida con su mejor ropa, un maquillaje muy atractivo y peinado “de peluquería”. Estaba deslumbrante. Ella le preguntó: “Te gusta como estoy vestida”.

A lo que él respondió: “Estas muy linda y te agradezco todos tus cuidados. Siempre pensé que el atractivo físico es el primer paso entre dos personas que no se conocen. Después, con el tiempo, iremos dando otros pasos para conocernos más íntimamente, como pensamos y sentimos la vida”.

Agustina, sin dudarlo un segundo, agregó: “estoy totalmente de acuerdo, lentamente nos daremos cuenta de cómo somos espiritualmente, que tenemos en el corazón y en la cabeza. Eso es lo más importante en la relación de dos personas”.

Manuel le respondió con una placentera sonrisa. Se quedó pensativo unos segundos y aclaró: “No sé por qué me quedé pensando en ese segundo paso. Debe ser porque es muy propio de los humanos. Los animales están en celo y copulan, sin más”.

Agustina para reafirmar la idea, le dijo que le gustaba mucho la naturaleza y sobre todo el mundo vegetal de las plantas. Le preguntó si sabía lo que era la polinización. Él para darle pie a su explicación le contestó que sólo tenía una vaga idea.

Entonces Agustina le contó: “la polinización es el paso por el que el polen de las flores se transfiere de los estambres, que son la parte masculina, al estigma o pistilo, que es la parte femenina o receptiva. El fin último es la germinación. Así se producen las semillas y posteriormente los frutos. El paso del polen lo realizan las mariposas, abejas, colibríes, el viento mismo y otras criaturas totalmente inconscientes de lo que producen”.

A lo que Manuel repuso: “claro las plantitas tienen las flores, con colores, formas y perfume atractivo para favorecer todo el proceso, pero son totalmente inconscientes de lo que hacen y con quien lo hacen, lo importante es cumplir con todo el procedimiento. Los humanos estamos en el otro extremo, porque nos reproducimos con quien amamos, con quien tenemos un muy fuerte sentimiento, y los animales están en un punto intermedio porque copulan con un semejante, pero sin ningún sentimiento. Pero lo hermoso es que todo es la Naturaleza y como tal tiene un denominador básico común en el mecanismo necesario de la unión de la masculino con lo femenino (o macho hembra, o estambres estigmas)”.

Una vez más, la Naturaleza es única y perfecta para todos los seres vivientes.   

Arq. Eduardo Cavallaro