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El agua de mar alimenta y cura, pero se impide difundirlo

Junio 04, 2018 540

He acabado de leer el libro Cómo cura el Agua de mar (Efectos beneficiosos de beberla a diario) de Cecilia Nova (Integral, Barcelona 2016) y he tenido la sensación de que me ha ampliado una consideración que, inconscientemente, siempre debo haber intuido. Me he sentido un hombre de mar y he disfrutado del agua, del mar y del río en todas sus posibilidades.

He nacido junto al Río de la Plata, tengo fotos a mis pocos meses en las playas de Piriápolis y todos los veranos de mi vida los he pasado en playas de mar. Desde hace quince años, siguiendo las indicaciones del doctor Alberto Martí Bosch, me despierto temprano para sumergirme en la bañera, a cuya agua agrego 2Kg de sal gruesa marina, para permanecer en ella entre media y una hora, a veces más, y dejo que el agua salinizada penetre, bañe e higienice todo el interior de mi organismo.

A punto de cumplir 82 años, en óptimas condiciones de salud y plena actividad, considero que este hábito constituye una de las causas de mí estado. Pero la lectura del mencionado texto me ha abierto una visión mucho más amplia y enriquecedora de las virtudes no sólo de bañarse sino de beber agua de mar. Cecilia Nova nos explica que “el agua de mar es una disolución extremadamente compleja de sustancias gaseosas, sales inorgánicas y especies orgánicas, hasta el punto de contener 78 elementos” de la tabla periódica. Y que es de esta agua, con esta misma composición, que está constituido el 70% de nuestro organismo y que baña todas las células del mismo. Nuestra sangre contiene un 83% de este fluido, el cerebro 75% y los músculos un 76%.

El descubridor e impulsor de la utilización terapéutica del agua de mar, el científico francés René Quinton (1866-1925) expresó que “el organismo humano es un verdadero acuario marino viviente”. “Al abandonar el mar, los seres vivos lo retuvieron en la forma de líquidos corporales extra e intracelulares”.

La ingestión diaria de un 25% de agua de mar diluida constituiría una bebida isotónica que alcalinizaría nuestro organismo, lo repondría de todos los minerales y otras sustancias que perdemos diariamente y podría sustituir a la mayor parte de los medicamentos y sin provocarnos sus efectos adversos.

Como es gratis y no se puede patentar, la industria farmacéutica, los organismos nacionales e internacionales sanitarios y sus profesionales, a sus sueldos y servicios, han impedido la difusión de estas virtudes. En el mencionado texto se describen todas las enfermedades y patologías que mejoran y curan con la ingestión diaria de agua de mar. Que son casi todas. Recomiendo su lectura y la práctica de sus indicaciones. Si se adhiere a un estilo de vida saludable, lo más probable es que no necesite tomar medicamentos.

Juan Pundik.

Madrid 02.06.2018