Abril 20, 2024

Login to your account

Username *
Password *
Remember Me

Create an account

Fields marked with an asterisk (*) are required.
Name *
Username *
Password *
Verify password *
Email *
Verify email *
Captcha *
Reload Captcha

Simonetta Vespucci y Sandro Botticelli: un amor imposible

Diciembre 03, 2018 989

La escena de esta historia se desarrolla en 1468, en Florencia, en el Puente de los Medici que cruza el río, allí hay dos hombres conversando y mirando el agua;  

Sandro: Para pintar el agua hay que poner la luz del sol primero. 

Cosimo: Depende, si hay mucha corriente la luz en el agua cambia de forma. 

Sandro emocionado dice: Ahí viene la damita de la que te hablé, hagamos como quedamos, dile una ofensa cuando llegue a nosotros. 

Una adolescente llamada Simonetta, acompañada por su dama de compañía cruza el puente cuando Cosimo la increpa: ¡Pero de donde ha salido niña tan flaca y colorada! ¿Acaso eres un salmón que se escapó del río?.  Sandro se hace el enojado y dice: ¿Quién  eres para ofender a tan bella dama? ¡Desenvaina tu espada si tu corazón es tan atrevido como tus palabras!  Cosimo y Sandro se baten a duelo, cruzan sus armas corto tiempo y Cosimo exclama: Perdón señor me rindo, usted es más hábil, acepte mis disculpas… Sandro: Fuera de aquí cobarde!  

En el rostro de Simonetta, que no perdió detalle, brillan sus ojos emocionados y dice: ¿Cómo puedo agradecer lo que hizo? Sandro: Me presento, soy Sandro Boticelli, soy pintor y querría que usted fuera mi modelo para pintar a la Madonna. 

En los días siguientes, Simonetta visitó el taller de pintura de los Medici donde trabajaba Sandro, ella posó para él cuando hizo los bocetos de la “Primavera”, óleo que terminó en el año 1477. 

Sandro miraba el cabello de Simonetta…miraba sus óleos de colores y no estaba contento…y tomándola de la mano grita: ¡ Ven Simonetta, vamos a buscar por los caminos el color de tus cabellos! Fueron a las carpinterías, a los nogales, y amarrado al río había un bote con su ancla oxidada…Sandro exclama contento: ¡Acá está el color de tus cabellos…el óxido de hierro es igual! ¿Pero cómo mezclo el óxido con mis aceites de lino? Agotados por la búsqueda se tienden en una pradera florida y Sandro le pregunta a Simonetta: ¿Qué esperas de la vida Simonetta? Y ella contesta: Creo que espero el amor…pero todavía no lo viví.  Sandro: 

Solo es amor cuando es total,

Nos eleva de lo terrenal, de lo repetido, 

Porque Dios es total, está en todas partes

Y pasamos a ser parte de Dios que es amor.

Solo al que obtenga madurez conservando su inocencia, florecerá la alegría a lo largo de su vida, mientras el que mate su inocencia por culpa de la madurez, solo acumulará en su corazón podredumbre, mediocridad y aburrimiento, como los frutos que maduran de más.

Simonetta: “La vida es una ilusión…Guardemos las ilusiones en nuestro corazón y con paciencia y esfuerzo quizás vivamos una”.

Simonetta siguió visitando el taller de Sandro, él la dibujó en muchos bocetos que más tarde se convirtieron en hermosas pinturas.

Nadie como ella inspiraba belleza en Sandro, y nadie como él inspiraba rubor en Simonetta. Sandro alimentó esperanzas secretas por Simonetta, y fue a la casa de sus padres a pedir su mano, grande fue su espanto cuando fue expulsado a los bastonazos y puntapiés. Simonetta se casó a los 16 años con Juliano Vespucci, pero ella a los 23 años, en abril de 1476, muere de tuberculosis. Simonetta fue el amor imposible de Sandro Boticelli y quizás también el de ella. Él la pintó en El Nacimiento de Venus.

Mario Petrella