Diciembre 21, 2024

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La NASA encontró lagos subterráneos en Marte. Se trata de decenas de kilómetros de agua, en el polo norte del planeta rojo.

Aún no hay certezas sobre el estado del agua en esta superficie de Marte, ya que la temperatura del área se encuentra a aproximadamente -63 ° Celsius, lo que significa que el agua estaría congelada.

El estudio se logró gracias al orbitador Mars Express, que envía ondas de radar hasta la superficie, para estudiar la composición geológica del planeta. Las ondas rebotan de forma distinta dependiendo del material con el que reboten. Cuando encuentra agua, el índice de refracción es superior.

En este caso, los lagos subterráneos que se encontraron, contienen capas alternas de polvo, hielo de agua y dióxido de carbono congelado, conocido como hielo seco.

La NASA intenta deducir si es agua en estado líquido
La NASA tiene como objetivo conseguir una muestra de estas capas, ya que contienen los indicios del desarrollo climatológico de Marte. Las grandes porciones de agua, se formaron cuando el planeta tenía una inclinación diferente y hacía mucho más frío. Según los científicos la última era glaciar ocurrió hace 400.000 años.

El estudio fue publicado en la revista Geophysical Research Letters a principios de este mes, y dan seguimiento al hallazgo de 2018 de hielo de agua debajo del polo sur del planeta. “No estamos seguros de si estas señales son agua líquida o no, pero parecen estar mucho más extendidas de lo que encontró el estudio original”, dijo Jeffrey Plaut, científico investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.

Este estudio no es el primero en realizarse. En 2019, se encontró una gran cantidad de hielo de agua debajo del Polo Norte, pero ahora la cantidad estudiada ascendió considerablemente. Previo a esta investigación, se creía que la franja de lagos subterráneos, ocupaban de 10 a 20 kilómetros del polo sur del planeta, cuando podría tratarse del doble.

Plaut considera que será necesario enviar un rover al polo sur de Marte, para dar con más respuestas sobre las condiciones del agua en estos lagos subterráneos. La NASA lo intentó una vez, pero no tuvo éxito, por lo que aún está por analizarse.

Actualmente Marte es un planeta de extremos: hace un frío glacial, tiene una alta radiación y está completamente seco. Pero hace miles de millones de años, Marte albergaba sistemas de lagos que podrían haber permitido vida microbiana. Según fue cambiando el clima del planeta, uno de esos lagos (en el cráter Gale de Marte) se secó lentamente. Los científicos tienen una prueba nueva de que el agua supersalina, o salmuera, se filtró profundamente a través de las grietas, entre los granos de tierra del fondo del lago reseco y alteró las capas de arcilla inferiores ricas en minerales.

Los hallazgos publicados en la edición del 9 de julio de la revista Science y dirigidos por el equipo encargado del instrumento CheMin (a bordo del rover Curiosity Mars Science Laboratory de la NASA) ayudan a comprender dónde se conserva o dónde se destruyó el registro en las rocas que manifiesta evidencias del pasado de Marte y de posibles signos de vida antigua.

“Solíamos pensar que una vez que las capas de minerales arcillosos se formaron en el fondo del lago en el cráter Gale, se quedaban así, preservando durante miles de millones de años, el momento en el que se formaron “, dijo Tom Bristow, investigador principal y autor del artículo de CheMin en el Ames Research Center de la NASA en Silicon Valley, California. “Pero las salmueras posteriores descompusieron estos minerales arcillosos en algunos lugares, lo que restableció el registro en las rocas”.


Los registros en las rocas de Marte

Marte tiene un tesoro de rocas y minerales increíblemente antiguos en comparación con la Tierra. Y con las capas de rocas intactas en el cráter Gale, los científicos sabían que sería un sitio excelente para buscar pruebas de la historia del planeta y posiblemente de la vida.

Usando CheMin, los científicos compararon muestras tomadas en dos áreas a 400 metros de distancia de una capa de lutita depositada hace miles de millones de años en el fondo del lago en el cráter Gale. Sorprendentemente, en un área, faltaba aproximadamente la mitad de los minerales arcillosos que esperaban encontrar. En cambio, encontraron lutitas ricas en óxidos de hierro, minerales que le dan a Marte su característico color rojo oxidado.

Los científicos sabían que las lutitas  tenían aproximadamente la misma edad y comenzaron igual, cargadas de arcillas, en ambas áreas estudiadas. Entonces, ¿por qué mientras Curiosity exploraba los depósitos de arcilla sedimentaria a lo largo del cráter Gale, los parches de minerales arcillosos, y la evidencia que conservan, “desaparecieron”?

 

La red de grietas en esta losa de roca marciana llamada “Old Soaker” puede haberse formado a partir del secado de una capa de lodo hace más de 3 millones de años.

 

Las arcillas contienen pistas

Los minerales son como una cápsula del tiempo; proporcionan un registro de cómo era el medio ambiente en el momento en que se formaron. Los minerales arcillosos tienen agua en su estructura y demuestran que los suelos y rocas que los contienen entraron en contacto con el agua en algún momento.

“Dado que los minerales que encontramos en Marte también se forman en algunos lugares de la Tierra, podemos usar lo que sabemos sobre cómo se forman en la Tierra para decirnos lo saladas o ácidas que eran las aguas en el antiguo Marte”, dijo Liz Rampe, investigadora principal de CheMin y coautora en el Johnson Space Center de la NASA en Houston.

El trabajo anterior reveló que mientras que los lagos del cráter Gale estaban presentes, e incluso después de secarse, el agua subterránea se movía debajo de la superficie, disolviendo y transportando sustancias químicas. Después de que fueron depositadas y enterradas, algunos focos de lutitas experimentaron diferentes condiciones y procesos debido a interacciones con estas aguas, lo que cambió la mineralogía. Este proceso, conocido como “diagénesis”, a menudo complica o borra la historia previa del suelo y escribe una nueva.

La diagénesis crea un entorno subterráneo que puede sustentar la vida microbiana. De hecho, algunos hábitats muy singulares de la Tierra, en los que prosperan los microbios, se conocen como “biosferas profundas”.

“Estos son lugares excelentes para buscar evidencia de vida antigua y medir la habitabilidad”, dijo John Grotzinger, co-investigador de CheMin y coautor en el Instituto de Tecnología de California, o Caltech, en Pasadena, California. “Aunque la diagénesis puede borrar los signos de vida originales en el lago, crea los gradientes químicos necesarios para sustentar la vida subterránea, por lo que estamos muy emocionados de haber descubierto esto”.

 

La Mast Camera (Mastcam) del rover Curiosity Mars de la NASA capturó este mosaico mientras exploraba la “unidad de arcilla” el 3 de febrero de 2019 (Sol 2309). Este paisaje incluye el punto de referencia rocoso apodado “Knockfarril Hill” (centro a la derecha) y el borde de Vera Rubin Ridge, que se ve a lo largo de la parte superior del paisaje.

 

Al comparar los detalles de los minerales de ambas muestras, el equipo concluyó que el agua salada que se filtraba a través de las capas de sedimento superpuestas, fue responsable de los cambios. A diferencia del lago de agua relativamente dulce presente cuando se formaron las lutitas, se sospecha que el agua salada proviene de lagos posteriores que existieron dentro de un ambiente más seco. Los científicos creen que estos resultados ofrecen más pruebas de los impactos del cambio climático de Marte que tuvo lugar hace miles de millones de años. También proporcionan información más detallada que luego se utiliza para guiar las investigaciones del rover Curiosity sobre la historia del Planeta Rojo. Esta información también será utilizada por el equipo del rover Perseverance Mars 2020 de la NASA mientras evalúan y seleccionan muestras de rocas para su futuro regreso a la Tierra.

“Hemos aprendido algo muy importante: hay algunas partes del registro en las rocas marcianas que no son tan buenas para preservar muestras de posible vida pasada del planeta”, dijo Ashwin Vasavada, científico del proyecto Curiosity y coautor en el JPL de la NASA. “Lo bueno es que encontramos a ambos muy juntos en el cráter Gale, y podemos usar la mineralogía para saber cuál es cuál”.
Curiosity se encuentra en la fase inicial de investigar la transición a una “unidad portadora de sulfato”, o rocas que se cree que se formaron mientras el clima de Marte se secaba.
La misión es administrada por JPL, una división de Caltech, para la Science Mission Directorate de la NASA, Washington. Los colegas de la Astromaterials Research and Exploration Science Division de la NASA en Johnson y el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, también son autores del artículo, así como otras instituciones que trabajan con Curiosity.

Un nuevo estudio publicado en 'Nature Communications' abre la posibilidad a la búsqueda de planetas similares a la Tierra en Alfa Centauri, el sistema estelar más próximo a nuestro Sol.

Alfa Centauri es el sistema estelar más cercano a nuestro Sol. Está compuesto de tres estrellas. Por un lado, Alfa Centauri A y B y, en tercer lugar, Alfa Centauri C, una enana roja que órbita alrededor de las otras dos. Pues bien, en 2016 los científicos descubrieron un planeta de un tamaño similar a la Tierra que rodeaba Próxima Centauri, como también se conoce a Alfa Centauri C. El planeta en cuestión, bautizado como Próxima B, se encontraba en lo que denomina zona de habitabilidad, es decir, a una distancia suficiente de su estrella para que pueda existir agua líquida.

Sin embargo, al margen de estar bien situado, el hecho de que Próxima Centauri sea una enana roja genera escepticismo a los astrónomos. Las enanas rojas son las estrellas más comunes de la Vía Láctea y, debido a su tamaño, su zona de habitabilidad es más reducida que la de otras estrellas de mayor tamaño. Esto provoca que los planetas que se encuentran en ella, solo muestren una cara, algo parecido a lo que le sucede con la Luna, nuestro satélite. Pero no son los únicos problemas que una enana roja puede causar a sus planetas, ya que su inestabilidad provoca tremendas y constantes llamaradas, por lo que una atmósfera cercana no podría aguantar mucho tiempo esta situación.

Sí son más parecidas a nuestro Sol las estrellas que orbita Próxima Centauri, estas son Alfa Centauri A y B, que orbitan juntas un mismo centro de masa. Pues bien, una nueva investigación publicada en la revista Nature Communications, señala que Alfa Centauri A podría tener su propio planeta dentro de su zona habitable.

El estudio corresponde al proyecto Near Earths in the Alpha Cen Region (NEAR), liderado por el Observatorio Europeo Austral (ESO) Y Breakthrough Watch, centrado en la búsqueda de exoplanetas con características similares a la Tierra. El objetivo era rastrear las zonas de habitabilidad de Alfa Centauri A y B, para lo que se han servido del Very Large Telescope, un sistema de cuatro telescopios del Observatorio Paranal, localizado sobre el cerro de mismo nombre, en una montaña de 2635 metros en el desierto de Atacama.

Han detectado una señal que podría corresponderse con un planeta del tamaño aproximado de Neptuno orbitando alrededor de Alfa Centauri A.

Gracias a los datos recopilados por NEAR durante los meses de mayo y junio de 2019, los investigadores han podido rastrear la huella térmica de la zona de habitabilidad de Alfa Centauri A, donde han encontrado una señal que podría corresponderse con un planeta del tamaño aproximado de Neptuno orbitando a una distancia de entre 1 y 2 unidades astronómicas, es decir en un rango de entre unos 150 y 300 millones de kilómetros. No obstante, todavía no han podido confirmar que, efectivamente, se trate de un planeta.

Si bien la detección cumple con todos los criterios de cómo se vería un planeta, las explicaciones alternativas, como el polvo que orbita dentro de la zona habitable o simplemente un artefacto instrumental de origen desconocido, tienen que ser descartado”, explica Kevin Wagner, uno de los responsables del estudio. Explica además que la verificación de si se trata de un planeta o no tendrá que esperar y requerirá “del ingenio de la comunidad científca”.

Comparan su hallazgo con algo parecido a una pista obtenida en el popular juego de mesa Cluedo, por lo que ahora toca investigar de forma más detallada. Esperan también que el rastro detectado anime a otros astrónomos a estudiar con más detalle el sistema de Alfa Centauri, nuestro bario vecino en el espacio. Entre otras cosas porque, de confirmarse que efectivamente existe un planeta potencialmente habitable, puede que no sea el único.

El asteroide 2006 QQ23 se acerca a la Tierra el 10 de agosto, con un diámetro estimado de hasta 569 metros.

Viajar a Marte

Julio 10, 2019

A mediados de 1969 el hombre viajó a la Luna. La razón primordial de ese viaje fue política: EEUU demostraba su superioridad sobre la URSS.